viernes, 27 de abril de 2018

¿Qué son las garantías de procedimiento?


Por si alguno quiere leer, tiene tiempo para ello, y -como yo- está acojonado por la lenta, inexorable y deliberada deriva de las sociedades occidentales hacia la más execrable, inhumana y feroz tiranía (tiranía que nuestros conciudadanos aplauden, consienten y exigen con cada gol, con cada minuto de televisión, con cada irreflexivo tweet o post en las redes sociales), ahí va una reflexión que he encontrado. 
Es una respuesta a las quejas planteadas en otro polémico tema de actualidad, pero yo la hago constar aquí porque en el fondo, por muy diferentes que parezcan, son el mismo.

Resultado de imagen de turbaYo tengo dos ideas muy personales al respecto, dentro de este sistema que no, no es perfecto, pero es, con mucho, lo mejor que ha habido en la larga historia del mundo: 

La primera:

Justicia NO es venganza.

Y dos: 

Las reglas del juego deberían estar para protegerme a mí de cualquier abuso. Para garantizar mis derechos y mi vida. 
(Por ejemplo, plantéese, amigo lector, amiga lectora, la siguiente pregunta en primera persona: ¿Yo estaría dispuesto a que la Pena de Muerte se me aplique a mí, por un error, siendo inocente? Pues eso.)

Por ello, allá vá:

¿QUÉ SON LAS GARANTÍAS DE PROCEDIMIENTO?
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"Son los indicadores de que disponemos, como derechos que están establecidos en el art. 24 de la Constitución española (que concuerda con el art. 6 del Convenio Europeo de Derechos Humanos) para garantizar que nuestros intereses legítimos sean respetados en el marco de un juicio justo: derecho al juez ordinario predeterminado por la ley, derecho al juez independiente e imparcial, el derecho a la defensa, el derecho a presentar pruebas, el derecho a obtener una sentencia dentro de un plazo razonable, el derecho a intérprete si lo necesitamos, el derecho a no declarar contra uno mismo y a no declararse culpable, derecho a la presunción de inocencia…..
Y derecho a que se ejecuten las sentencias. Sólo con que uno de ellos se conculque, el juicio ya no es justo y, entonces, tenemos derecho a que sea revisado por un juez o tribunal superior que dicte nueva sentencia.
¿Es esto una utopía? ¿Son reales y efectivas estas garantías? Comentaré algunos elementos importantes al respecto.
El juez independiente: Ciertamente, los jueces lo son. Todo lo que quieran serlo. Nada les constriñe salvo el imperio de la ley. Todo el Poder Judicial obtiene el puesto mediante concurso público competitivo, basado en sus conocimientos y en su experiencia. Si se dejan influir por cualquier otro poder público es porque se avienen a ello, puesto que todo el sistema está forjado para garantizarles esa independencia. 
No confundir aquí, como suele hacerse, con el Consejo General del Poder Judicial, que no imparte Justicia sino que es un órgano, elegido actualmente por el Parlamento, a cuyo cargo está el gobierno de los jueces, es decir, la parte administrativa de la impartición de justicia, sin que ninguno de sus miembros pueda dictar sentencias.
Quizás sería bueno, para garantizar mejor que la organización del Poder Judicial respondiera más adecuadamente a las necesidades objetivas de esa impartición de justicia, que fueran los propios jueces quienes nombraran a los miembros del Consejo, como sucede en muchos países democráticos; pero otros países democráticos también tienen Consejos elegidos, total o parcialmente, por los parlamentos. En ambos casos, lo que importa es cómo ejercen sus competencias, es decir, como garantizan que los jueces y magistrados puedan dictar las sentencias como es debido.
El juez imparcial: Significa que quien va a dictar la sentencia no tenga relación de amistad, parentesco, de negocios o de cualquier otra índole con las partes del litigio, es decir, con quienes pleitean por sus derechos o intereses legítimos. Por eso, cuando existe sospecha de que pueden existir intereses mutuos entre el juez y las partes, el juez debe inhibirse o, si no lo hace, puede ser recusado. Los abogados tienen que informar especialmente sobre ello a las partes, porque de la imparcialidad depende la objetividad de la Justicia.
El derecho a la defensa y a la presentación de pruebas: Esencial, en democracia, porque siempre podemos ser objeto de acusaciones infundadas. Demasiadas veces, olvidamos que la Acusación tiene que presentar las pruebas pertinentes, convincentes, que desechen toda duda razonable sobre la culpabilidad de una persona que está siendo juzgada.
– La presunción de inocencia: Sin juicios paralelos, sin pena de telediario. Nadie es culpable hasta que una sentencia firme así lo declare. Por eso es necesario ser conscientes de que ser investigado o acusado es una simple posición procesal, que no prejuzga la culpabilidad. No se puede dar tratamiento de culpable mientras exista posibilidad de apelación o de casación o revisión de la sentencia, o de amparo ante el Tribunal Constitucional. La Justicia exige que esta presunción se respete.
La sentencia emitida dentro de un plazo razonable: Esta es la garantía que más problemas comporta en su ejercicio. ¿Por qué? Primero porque una Justicia que llega tarde deja de ser Justicia. Y después, porque para saber si el plazo es o no razonable, es decir, si no existen dilaciones indebidas en el proceso hay que examinar la complejidad del caso, la actitud de las partes (por ver si ejercen filibusterismo judicial, es decir, si ponen obstáculos, se fugan, dan domicilios equivocados, etc. Etc.) y la actitud del poder público.
En este último caso, distinguiendo, por una parte, entre el poder público que tiene a su cargo la organización de la administración de justicia, para determinar si la distribución territorial de los juzgados es la oportuna, o si cuentan o no con los medios adecuados. Y, por otra parte, supervisando la actividad del juez del caso, su diligencia, su dedicación, que no se le acumulen innecesariamente los asuntos. Todo ello debería ser objeto de una mejor atención por parte de quienes tienen responsabilidad sobre la buena administración de Justicia.
Las sentencias deben ser ejecutadas, es decir, deben cumplirse. Si lo que decide el juez en sentencia firme no se hace efectivo, desaparece la Justicia. Y deben ejecutarse todas las sentencias que no pueden ser apeladas, tanto si las han dictado los tribunales ordinarios o el Tribunal Constitucional. Nos hubiéramos ahorrado un buen número de problemas si se hubiera dado cumplimiento a determinadas sentencias. Por eso, el sistema jurídico prevé sanciones si existe resistencia a cumplirlas. Porque la tutela judicial efectiva de derechos e intereses legítimos no existe si lo resuelto por el juez no obtiene efectivo cumplimiento."


jueves, 12 de febrero de 2015

MANUAL DE SUPERVIVENCIA EN LA ERA DE LA DESINFORMACIÓN.



1.-Demuestra siempre lo que dices. Siempre. Cita tus fuentes.

2.-Revista tus fuentes antes de compartir información. Revisa las fuentes de tus fuentes. Rechaza las referencias circulares. Tómate el trabajo de investigar un pelín. Si no te apetece hacerlo, mejor no difundas nada. Por tu bien y por el de todos.

3.-Un "experto" es un señor o señora que puede demostrar y acreditar que conoce, ha estudiado y domina un tema. No es un famoso, un actor o una cantante y jamás, jamás un político. Ni siquiera cuando habla de política.

4.-La presunción de inocencia no es ninguna broma, sino la base de la justicia moderna. Las reglas del juego dicen que uno es culpable cuando así lo ha decidido un juez al dictar una sentencia. No la televisión. Ni una encuesta. Ni los vecinos cuando les preguntan por la calle con una cámara. Ni un post viral en twitter. No difundas rumores. La calumnia y la difamación son delitos.

5.-Aunque suene feo, los ciudadanos no tenemos más defensa frente a un sistema autoritario y abusivo que un buen poder judicial. La delación, la denuncia anónima, la supresión preventiva de derechos y otros métodos similares son las herramientas de las dictaduras.

6.-Aunque suene feo, los ciudadanos no tenemos más defensa ante las corrientes autoritarias que la libertad de expresión. Sin límites. Sin peros. Pero la libertad de expresión no existe en los lugares donde los medios de comunicación son controlados por unas pocas manos. Sean públicas o privadas.


Por cierto, se me olvidaba: lo "políticamente correcto" por bonito que suene, cuando se impone, como se impone, sin argumentos, sin razone, sin estudios, sin investigaciones... no es más que dictadura disfrazada.

(Continuará)

miércoles, 14 de noviembre de 2012

CARTA ABIERTA A LOS SINDICATOS. 14 NOVIEMBRE. HUELGA GENERAL


Estoy de huelga. 
Hoy ejerzo mi derecho a huelga y acepto libremente una serie de perjuicios que se derivarán de esa acción. Lo hago porque creo con firmeza que hay que hacer algo, aunque no tengo ni la menor idea de qué. Lo hago porque estoy indignado.



Pero, amigos y amigas de los Sindicatos, no lo hago porque esté de acuerdo en que sea la medida adecuada.
Por eso, en esta carta abierta quiero transmitiros unas cuantas preguntas. Viviendo en mi nube poética, igual no conozco con certeza todo lo que creo que sé, así que agradeceré las oportunas correcciones. 
Sin embargo:

1.- No conozco a ningún sindicato que, públicamente, haya renunciado a la subvención que recibe del Estado. Obviamente, en mi cortedad, la expresión “sindicato subvencionado” me suena rara. Tan ridícula como “paz armada” o “inteligencia militar”. Se me ocurre pensar –a mí y a todas las personas sensatas que me rodean, que son unas cuantas – que los perros agradecidos no muerden las manos que les dan de comer… Triste imagen ¿no?

2.- Todos los sindicatos que conozco, tienen equipos de abogados. Sin embargo, todavía no sé de ningún sindicato que esté cosiendo a denuncias las ilegales, inmorales, indecentes, inconstitucionales medidas de los gobiernos del Señor Zapatero y el Señor Rajoy. 
Si un partido político puede plantear una denuncia por inconstitucionalidad ante la ley del matrimonio homosexual… ¿cómo es que los sindicatos no están acribillando a demandas las medidas contra los derechos de los trabajadores, una por una, y tan pronto como suceden? ¿Por qué no se están formando colectivos para plantear demandas por daños y perjuicios, que los hay, sangrantes y dolorosos? En suma ¿Por qué no se usa al poder Judicial para frenar los desmanes del poder Legislativo? 
Nuevamente pienso que los perros agradecidos no muerden las manos que les dan de comer…

3.- Ningún sindicato que yo conozca tiene “cajas de resistencia”. Y las cajas de resistencia existen porque las huelgas y, especialmente la HUELGA GENERAL, no son, no han sido nunca una medida de protesta. Son una MEDIDA DE PRESIÓN.

Se cierra la fábrica, se deja la basura en la calle, no se abren los comercios, no se ponen exámenes ni calificaciones, no circulan camiones, ni transporte público, no se emite en radio o en televisión, se suspenden consultas, operaciones, no circulan policías por la calle, no se produce no durante un día. 
Sino durante un día, dos, tres, una semana, un mes, hasta que el gobierno cae, o se suspenden las medidas tomadas, o se pacta urgentemente un acuerdo, o se acaba la situación que motivó la huelga. 
Es un pulso que no se hace durante un minuto, sino hasta que uno de los dos rivales cae. 
Es una apuesta arriesgada que sólo se puede ganar. 
Por eso es necesaria la existencia de las cajas de resistencia que ayudan a los trabajadores en huelga a superar las necesidades y el hambre durante ese pulso.  Todo lo demás, es un puro cuento. 
Es justificar ante la gente engañada que el perro no muerde la mano que le da de comer…

Hacer huelgas generales de un día como medida de protesta es una tomadura de pelo que, además, sirve para convencernos, poco a poco, a los que trabajamos, que protestar es inútil. Mañana, en los medios, el Gobierno dirá que quinientos, los Sindicatos diréis que cincuenta mil, ambos os pondréis medallas y nosotros apechugaremos con las consecuencias de nuestra decisión.Y no habrá pasado nada cuando lo que es necesario es acabar con esta situación YA.

Y no habrá servido de nada porque ni el anterior gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero ni el actual gobierno del Sr. Rajoy Brey tienen, hoy por hoy,  capacidad de acción. Son tristes y meros comparsas –eso sí, bien agarrados a la teta de sus prebendas oficiales- de un sistema que, por fin, se está quitando la máscara. De una oligarquía internacional a la que la Democracia y los Derechos Humanos se la trae muy, pero que muy floja. De una criptocracia formada por un pequeño número de grandes corporaciones que está jugando al ajedrez con nosotros, quizá por el mero placer de fastidiar (no lo sé)

.
Hago huelga porque creo que hay que hacer algo y no sé qué es lo que se puede hacer. Si salgo a la manifestación, no me veréis cerca de vuestras banderas y pancartas, porque no es mérito vuestro. 

De momento sigo pensando que sois perros agradecidos… 

Es fácil demostrar que me equivoco: sólo tenéis que hacer lo que se os sugiere en esta carta.

Renunciad a las subvenciones para recuperar la libertad de acción.
Vivid de las aportaciones de los afiliados y organizad cajas de resistencia.
Usad vuestros equipos jurídicos para denunciar ante los tribunales las medidas injustas, inconstitucionales e inmorales. Los jueces están para eso también. 
Buscad nuevas formas de protesta y devolved a la huelga su carácter original: la presión.



A la oligarquía no se la vencerá con eslóganes trasnochados e ideas añejas. Hablar de “Lucha de Clases” no tiene sentido porque no es la lucha de clases lo que está pasando. Hablar de “Clase política” no tiene sentido porque no hay clase política. 
Hay una casta que está vendiéndose  y vendiéndonos al poder económico.

Contra eso se lucha de otra forma. Se lucha comprando mis ropas al sastre del barrio, sabiendo perfectamente dónde fabrica esas camisetas tan baratas la marca de turno y cuánto paga a los niños que tiene trabajando en sus fábricas. Se lucha remendando los zapatos y haciéndolos durar en vez de tirarlos cada año. Se lucha no comprando cerezas en diciembre o naranjas en abril. O comprando mis verduras de estación al señor que vende en su tienda lo que cultivan en el pueblo de al lado. 
Se lucha sabiendo que un ordenador de sobremesa tuneado con paciencia es cinco veces más barato y más eficaz que cualquier Ipad5 que puta la falta que nos hace. 
Se lucha sabiendo que un teléfono móvil es una cosa para hacer llamadas telefónicas muy útil y sabiendo también que los supositorios no tienen porqué tener colores ni sabores (especialmente sabores). 
Se lucha exigiendo y usando transporte público, alquilando viviendas en vez de empeñarse hasta las cejas para comprarlas. 

Se lucha renunciando a hipocresías y medias verdades y sabiendo que la libertad implica miedo e inseguridad, y también respeto absoluto a lo que el vecino piense, crea o vote. Y que, si gritamos “seguridad” pronto habrá más porras y menos derechos. 

Se lucha cambiando la forma de entender el mundo que tenemos. Ya.

Y ya me callo. Total, yo soy un don nadie. No salgo en la tele. 




Y, por favor, que me perdonen todos aquellos Sindicatos que SÍ estén haciendo todas estas cosas, por supuesto. Públicamente lo pido.

¿Qué son las garantías de procedimiento?

Por si alguno quiere leer, tiene tiempo para ello, y -como yo- está acojonado por la lenta, inexorable y deliberada deriva de las socied...